Gestión de nuestras emociones en momentos críticos:

Los seres humanos pensamos, nos emocionamos, sentimos y actuamos.


Por eso en esta ocasión hablaremos de las emociones y la importancia que éstas tienen en situaciones críticas como las que estamos viviendo por la pandemia del COVID-19.

Las emociones son estados generados por nuestros pensamientos y experiencias e influyen en nuestros comportamientos. Están acompañadas de cambios orgánicos y fisiológicos, que no se pueden evitar, pero si disminuir su exteriorización e intensidad.

Algunos autores indican que son 6 las emociones básicas: miedo, sorpresa, asco, ira, alegría y tristeza, y cada uno de nosotros las experimenta de forma particular. Pueden ser innatas o aprendidas por observación a través de nuestra vida, por esto es importante saber gestionarlas para beneficio nuestro y de quienes nos acompañan.

El manejo inadecuado de las emociones puede debilitar nuestro sistema inmunológico y generar muchas enfermedades o trastornos como depresión, ansiedad, estrés y en ocasiones puedes requerir apoyo profesional para aprender a gestionarlas. Por ello, queremos compartir algunos puntos importantes para poder manejar adecuadamente tus emociones:

1. Reconoce el momento crítico que estás enfrentando: Pregúntate, ¿Qué está sucediendo?, ¿Cuánto me afecta lo que sucede?, ¿Cuál es la fuente de información que valida lo que siento?, ¿Qué control tengo sobre la situación, puedo hacer algo para cambiarla? El responder estas preguntas es un primer paso para aclarar lo que sientes.

2. Determina qué emoción estás sintiendo: Una vez que tienes alguna claridad acerca de la situación, identifica que emoción se está presentando en ti: ¿Cuál es?, ¿Cuáles son las señales internas o externas que percibo?, ¿Alguna parte de mi cuerpo está siendo afectada por la emoción, por ejemplo, dolor de cabeza, cuello, brazo, corazón, espalda, cintura? Después de un tiempo prolongado si existe algún dolor fuerte y persistente, es aconsejable que consultes a tu médico o servicio de salud.

3. Expresa tus emociones: Después de saber qué emoción sientes y si alguna parte de tu cuerpo está viéndose afectada, es importante poder hablar con alguien sobre ello. Esto te ayudará a pensar y actuar de la manera más adecuada y podrás incluso poder obtener ayuda de ser necesario. Algunas frases que puedes usar expresarte son: “Estoy enfadado(a) porque... y eso me está ocasionando…”, “Me siento alegre cuando…”, “Tengo miedo de...”, entre otros.

4. Usa palabras positivas: Repite frases que ayuden a mejorar tu estado de tranquilidad y actitud, por ejemplo: “Mi salud es importante y estaré bien”, “Estoy cuidando de mi”, “Estoy adquiriendo mayor tranquilidad en este momento”, “Disfruto mi ejercicio de respiración y con ello tranquilizo mi mente y mi cuerpo”.

5. Respira profundamente: Es importante realizar ejercicios de respiración consciente para poder tranquilizarte o relajarte. Existen muchas técnicas que podrían ayudarte, una forma de hacerlo es:

• Ponte lo más cómodo(a) que puedas, ya sea sentado(da) o acostado(a).

• Toma aire por la nariz de forma lenta y por espacio de 4 segundos.

• Mantén la respiración por otros 4 segundos.

• Exhala por la boca soltando todo el aire de los pulmones durante 4 segundos.

• Mantén la respiración de nuevo por 4 segundos y repite este ciclo, unas 5 veces o más hasta donde consideres conveniente para regularte.

• Recuerda hacer este ejercicio de forma lenta, segura y por espacio de 5 minutos al principio e ir extendiendo el tiempo y la frecuencia de práctica según tu conveniencia y resistencia.

6. Cambia tu actitud para afrontar la situación: Tu actitud determina tu estado de ánimo, tus pensamientos, emociones, acciones y voluntad de mejorar. Por eso es muy importante que prestes atención a tus diálogos internos y externos (verbalización) y mejores estas conversaciones a un tono más positivo: “Yo puedo”, “Lo haré mejor”, “Que bien lo hice”, etc.

Hagamos que las emociones nos ayuden a guiar nuestra conducta y procesos de pensamiento, eduquémonos en nuestras emociones cada día. Durante mucho tiempo hemos fortalecido los conocimientos, pero no nuestras emociones, bien lo dice Daniel Goleman: “Dominar el mundo emocional es especialmente difícil, porque estas habilidades deben ejercitarse en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos, es decir, cuando tienen problemas”.


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